Tengo los pies en el suelo, pero no puedo correr. Me ahogo en el sonido de mi cabeza. ¿En quién me he convertido? Me da asco mirarme a mí misma. ¿Cómo aprendo a perdonar cuando en el fondo no puedo olvidar? Con todo lo que me arrepiento, rezo por primera vez en mucho tiempo, intentando, quizás, que las mentiras desvanezcan.
Nunca he estado segura de nada, pero ahora intento convencerme de que sí, que esta fue la elección que tenía que hacer. Quizás nadie lo entienda, pero creo que a veces hay que cometer errores.
Finalmente estoy despertando, entendiendo lo que no entendía, capaz de hacer lo que quiera. Dicho lo que tenía que decir, pienso que estoy mejor que nunca. ¿Cómo sabes a dónde ir cuando te vas? ¿Cómo sabes que eres fuerte cuando todo se acaba?
Y es cuando cierro los ojos, que me siento viva.