martes, 23 de noviembre de 2010

Don de la amistad :D

¿Qué es un don? Una cualidad, ¿no? ¿Y el don de la amistad? Es eso que me falta.

Entonces, ¿por qué después de tantos años intento tener el don de la amistad, si no tengo la cualidad de ser amiga? Y lo he intentado de todas las maneras habidas y por haber, pero no sé qué pasa, porque algunos no me quieren ver, otros piensan que todo ha cambiado...

Algún libro religioso dice que la amistad es un don, porque se agradece, cultiva y comparte, y un misterio: "La amistad, como misterio, no se limita al tiempo y al espacio de la historia humana, sino que una auténtuca amistad es capaz de romper estos parámetros y fronteras geográficas llevando a las personas a trascenderse, más allá de lo que son capaces, creando hombres y mujeres de toda raza, lengua y pueblo, aún así sea el credo que sea".

Teóricamente no sé qué más estudiar. No volveré a ponerlo en marcha si no va a funcionar. Viviendo sola dormiré sola, pero con amigos que después no lo son, no creo que pueda dormir.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Solo entre tanta gente

Imagina la vida de una persona solitaria, en medio de la Gran Manzana. Un hombre que vive en una gran familia, pero que en su cabeza hay un mundo aparte. Una barrera protectora y un poco de vergüenza hacen que entre su mente y sentimientos, y la cabeza de los demás, haya un abismo.
Muchísimos pensamientos y sentimientos pasan por su cabeza, pero nadie nunca lo podrá saber. Quizás no entienda por qué la gente, a veces, cuenta su vida en un momento de la vida cualquiera, sin que nadie le haya preguntado. Puede que le moleste que todos tengan esa capacidad de hablar sobre sus sentimientos e ideas, y él no pueda expresar lo que siente.
Gente aquí y allí, señoras en el autobús, para todos es muy fácil:
-Hola, buenas tardes. ¿Hace mucho que pasó el autobús? Es que a mi hija la acaban de ingresar, que mañana cumple, y quiero estar con ella. Me va a dar un nietecito, muy bonito, seguro, porque sus padres son muy guapos - puede decir una señora que acaba de llegar a una parada.
Este hombre, el que vive en la Gran Manzana, podría pensar: "Pero, señora, ¿de verdad cree que me importa? No, llevo un rato esperando el autobús y no sé cuánto le queda para que llegue. Que le vaya bien a su hija y a su nieto. Y adiós." Pero, aunque lo pensara, pondría una sonrisa. Quizás podría decir algo pero... ¿para qué? Ahora, la señora estará feliz, porque las alegrías, si no se comparten, no son alegrías, por lo que el hombre se podría sentir celoso de ello. ¿No crees?
¿Y qué pasaría con una mala noticia?