sábado, 10 de septiembre de 2011

Anoche soñé...

"...Era un gran bosque con muchos árboles altos. Me fijé en uno de los tantos sin tener un motivo aparente. Corté el árbol y cogí su tronco. Pasaron los días y con esfuerzo conseguí tallar una bonita viga de madera a partir del tronco de aquel árbol. La barnicé y quedo perfecta. Era resistente. Imaginé construir una bonita casa con ella. Sería blanca, alta, confortable y sólida. Pero todo eso quedó en la imaginación... me daba miedo intentar construir esa casa y que luego no fuera estable, y me daba miedo ser yo quien pusiera la primera y la última piedra. Dejé la viga guardada, esperando al momento en el que me sintiera preparada para poder construir la casa. Todos los días miraba la viga, insegura de comenzar la construcción, hasta que un día me di cuenta de que las termitas habían comenzado a apoderarse de ella, traspasando el barniz y el esmero con el que la tallé. Intenté por todos los medios recuperar mi pequeña creación, pero aunque intenté barnizarla y limpiarla y protegerla de individuos, ahora no era más que un cacho de madera del que no se podía obtener nada. Podría intentar construir mi casita con ella. Quizás no una gran casa, sino sólo una habitación que se pudiera llamar hogar. Pobre ilusa, que seguía imaginando aun sabiendo que iba a ser una pérdida de tiempo y esfuerzo intentar hacer algo con aquel trozo de nada..."
Desperté con lágrimas en los ojos, sabiendo qué significaba aquella tonta viga que ya no servía para nada.

3 comentarios:

Gema dijo...

Todo cambia, todo se reconstruye, en todo hay esperanza

Jose González dijo...

si es que siempre hay que utilizar las vigas, deberías saberlo xD

Nuria dijo...

Es que vamos a ver, si tienes la oprtunidad de construr algo, lo construyes, ¿que después sale mal? Pues lo recoges y construyes con algo más fuerte. Es un ciclo más en la vida.