domingo, 5 de febrero de 2012

Mi lugar secreto (parte 2)

Me pidió que entrara. Juro que lo hizo. Yo deseaba formarlo de nuevo y crear un precioso lugar, pero nunca hubiera entrado si no me hubieran concedido permiso. Y lo di todo, y deseé dar más, pero vi dónde el propio jardín puso el límite.
Aquel jardín no era mío y quizás nunca llegase a serlo, tendría que haber pensado. El jardín pertenecía a las flores que lo constituían, él era su propio ser. Existía por sí y para sí. Tendría que haberme concienciado de que nada me pertenecía, y creo que eso fue lo primero que olvidé.
Ahora hace medio año desde que encontré aquel paraje. Quizás algo bonito... mientras duró. Hace cuatro meses que no he vuelto a pisarlo y cada día siento que es mejor así.

1 comentario:

Nuria dijo...

Hay cosas que cuando se hacen no se piensan. No se ve la maldad.