Cuando un haz de luz te ciega en una mañana veraniega, nada puede hacerte olvidar el resplandor. ¿Un recuerdo? ¿Un pasado? O simplemente un sueño por volver allí. Por echar un último vistazo a mi precioso jardín.

¿Cuántos laberintos dejé sin explorar? ¿Cuántos rincones se escondieron de mi visión?
¿Y si fue mi culpa? ¿Y si lo abandoné una vez que terminé mi trabajo?
No había un libro esperando debajo de la encina, para ser leído por mí. No había un mantel junto al lago, esperando para que yo pudiera hacer un picnic en él. De todas formas, ¿tenía que haberlo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario