El llanto

Entonces el teléfono sonó. Su llanto desolado pude escuchar. Sentí, casi, su lágrima cristalina cayendo por el rontro. Por ese precioso rostro. Y ya nadie más le oyó.
Dicen que ahora es fuerte, eso espero. Que no le necesita; eso también. Que no hace falta, puesto que pase lo que pase, aquí estaré.
Recuerdo ése día cuando escuché su voz triste. Recuerdo, después, su angelical resoplo, sus suspiros, sus lamentos, sus "perdona" y sus "lo siento".
Entonces ahora empiezo a soñar... que sea fuerte, le deseo, que no necesita nada más que a sí. Y que no hace falta, pero si no lo sabe, aquí estaré.
Pienso que algún día el amor cobrará vida. Me contaron de pequeña un cuento en el que el príncipe y la princesa vivieron felices... y salieron todos los colores que existen...